El íbero es el gran
pueblo prerromano de la Península por excelencia. Pese a ser eclipsado por
otras civilizaciones, el pueblo íbero, que dio su nombre a nuestra Península,
fue un pueblo avanzado para su época aunque quedó eclipsado por otras
civilizaciones aún más poderosas cultural o militarmente, hasta remansarse y
fundirse definitivamente con el mundo romano.
Cronológicamente se
sitúan en la Segunda Edad del Hierro, en la formación durante el Siglo V a.C.,
llegando a su apogeo sobre el Siglo IV a.C. Su situación geográfica fue el
Levante y Sur de la península, la costa del mediterráneo, penetrando hacia el
interior hasta la Meseta. Fueron pueblos independientes con cultura
similar, que se organizaban en tribus, muchas de ellas gobernadas por un rey o
Régulo, siendo los nobles propietarios de las mejores tierras.
Su arte, del que nos han llegado suficientes obras para su
conocimiento, es de una gran complejidad por la influencia cultural de los
pueblos colonizadores orientales que se habían instalado en ella con
anterioridad, como los fenicios y los griegos y también por la tradición dejada por los tartesios.
La manifestación
artística más importante dentro del arte íbero es, sin duda, la escultura.
La mayor parte de los hallazgos nos muestran una escultura
ibera realizada en piedra y que ha aparecido normalmente aislada, sin relación
con la arquitectura. Se trata, sobre todo, de escultura funeraria, y en menor
medida, procedente de santuarios.
Los más importantes hallazgos se realizaron en el Cerrillo Blanco de Porcuna (Jaén),
excavado entre los años 1975 y 1979. Allí aparecieron figuras de guerreros
luchando, y por último, figuras animales, algunas sedentes y otras luchando con
otros animales o con cazadores.
Por otro lado, existe un tipo de escultura que muestra una
fuerte influencia del arte griego, y cuyos mejores ejemplos son la famosa Dama de Elche, descubierta en 1897 en
La Alcudia (Elche), o la Dama de Baza,
hallada en 1971 en Baza (Granada). En ambos casos parece tratarse de mortales y
no de diosas, y funcionarían como urnas funerarias que albergarían las cenizas
en un hueco de la parte posterior. Ricamente ataviadas, han perdido
prácticamente toda la policromía, y en el caso de la de Elche, incluso el
trono.
Existe otro tipo de esculturas que representan damas
oferentes; entre ellas cabe destacar la Gran
Dama Oferente del Cerro de los Santos (Albacete), conservada en el Museo
Arqueológico Nacional de Madrid. Esta figura ofrece un vaso como exvoto, de
contenido desconocido, y viste unos ropajes similares a los de las damas de
Elche y Baza: camisa, túnica, manto y collares sobre el pecho. Al igual que en
estas piezas, se percibe una tosquedad en el tratamiento escultórico, pues la
figura no se despega del bloque prismático que la contiene. Toda la atención
parece ir enfocada, en cambio, hacia el rostro y las manos.
En ese mismo yacimiento se encontró también la llamada Bicha de Balazote, una escultura que representa un toro con cabeza humana y cuernos. Muestra una clara influencia hitita
en esa síntesis entre animal y hombre. Se percibe también el esfuerzo del
escultor por plasmar la osamenta y los volúmenes del cuerpo, así como las
barbas y los bigotes. Parece ser que formaba parte de un sillar, por lo que se
trataría de una escultura que formaría parte de la torre funeraria, como en el
caso de
La cerámica
Alrededor del siglo V a. C. aparece un tipo de cerámica ibera caracterizada por motivos
ornamentales como ondas, zigzag y círculos, que muestra una estrecha relación
con las cerámicas griega e itálica. La mayor parte de estos restos han sido
hallados en el litoral mediterráneo, lo que demostraría su creación cerca de
las colonias griegas de la costa.
También como resultado de esa influencia helena se
desarrolló una cerámica decorada con
figuras, animales (toros, ciervos, grifos…) o humanas (en escenas de guerra, cacerías, danzando, y en otros
casos, versiones de los mitos griegos, adaptados a la cultura ibera). En estos
casos la decoración aparece en frisos corridos, delimitados por franjas de
estilizada decoración geométrica.
Los iberos daban forma a su cerámica con el torno de alfarero (que asimilaron
desde la colonización fenicia), y para su cocción utilizaban hornos de cámara. Hacia el siglo IV a.
C. la cerámica ibera alcanzó su momento de esplendor, fabricándose piezas finas
y difundiéndose métodos de producción rápida.
GALERÍA
|
DAMA OFERENTE DEL CERRO DE LOS SANTOS
La Dama Oferente es una escultura ibérica del siglo III o II a.C. Se
exhibe en el Museo Arqueológico Nacional, en Madrid (España). Evidencia el papel de la mujer
aristócrata en los ritos religiosos de los iberos.
Se trata de una figura femenina de 1,35 m de altura realizada en piedra caliza que se encontró antes
de 1870 en el santuario de la cultura ibérica situado en el Cerro de los
Santos, en Montealegre del Castillo (Albacete, España). En el mismo
yacimiento se encontró un elevado número de exvotos y esculturas, en piedra,
de hombres y mujeres en posturas oferentes. La cronología del yacimiento se
entiende desde el siglo IV a.C. hasta la época romana.
|
BICHA DE BALAZOTE
La Bicha de Balazote es una escultura ibera encontrada en el término
municipal de Balazote, en la provincia de Albacete. Quién primero la estudió
fue un grupo de arqueólogos franceses, los cuales la identificaron como una
especie de cierva; de ahí que biche fuera su primera denominación,
castellanizándose posteriormente a bicha. Ha sido datada en el siglo VI a. C. Se encuentra depositada en el
Museo Arqueológico Nacional de España (situado en Madrid) desde 1910.
Existen pocos datos sobre su hallazgo. Se sabe que fue encontrada en
el paraje de los Majuelos, a escasa distancia del núcleo urbano. Recientes
excavaciones en la vega de Balazote descubrieron un túmulo ibérico que
permite situar tan singular pieza en el contexto de una necrópolis tumular a la que probablemente perteneció. Cerca
del lugar también se rescataron importantes mosaicos de una villa romana.
Es una de las muestras
escultóricas emblemáticas del Arte íbero.
|
|
La figura está realizada en piedra caliza y, aunque su cronología es discutida, la mayoría de los historiadores coinciden entre el siglo VI y V a. C. Alberga una longitud de 114,5 centímetros, una altura de 61 centímetros y un grosor de 23 centímetros. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.