Las 7 maravillas del mundo


SIETE MARAVILLAS DEL MUNDO ANTIGUO


Las llamadas siete Maravillas del Mundo Antiguo, son una serie de obras arquitectónicas o escultóricas que de por sí, representan algo único y singular y eran admiradas por historiadores y pensadores de la antigua Grecia.

Durante sus viajes, los más célebres historiadores antiguos, mencionaban lugares, edificios o esculturas destacaban por su belleza y esplendor.

Aunque han sido varios los listados a lo largo de esa lejana época, se decidió hacer una lista de siete monumentos, dado que siete era el número perfecto para los helenísticos.

Estas maravillas fueron nombradas formalmente por Filón de Bizancio en el S.III a.C, en su libro llamado " De septem orbis miraculis", que no nos ha llegado completo, dado que se quemó en el incendio de la Biblioteca de Alejandría.






La pirámide de Keops

Precisamente la única que podemos admirar en la actualidad. La pirámide más grande de las tres principales que podemos admirar en Gizeh, junto con la de Kefrén y Micerinos. Su fecha de construcción data del S.III a.C y cuenta con 146 metros de altura.

Fue la tumba del Faraón Keops, y en su momento estaba recubierta de blanca piedra caliza lo que la hacía deslumbrar bajo el sol.

Las piedras que la forman, más de dos millones, pesaban 2 toneladas y medias, y fueron colocadas con una gran precisión, sobre todo en el interior, donde secretamente se dispondría la tumba del faraón. Precisamente en el interior, fueron halladas varias galerías falsas, dispuestas para que los ladrones no llegasen a la cámara funeraria, y evitar así, que la tumba fuese saqueada y la momia “molestada”.

Encontramos en su interior dos cámaras principales, la del rey y la reina, y la llamada cámara subterránea.





El mausoleo de Halicarnaso

Propiamente dicho, deberíamos hablar del Templo de Mausolo, pues es precisamente a partir de aquí, que los templos dedicados a los difuntos se llaman mausoleos.

Se construyó en la antigua ciudad de Halicarnaso, donde actualmente se encuentra la ciudad de Bodrum, en Turquía.

Mausolo de Caria, fue un rey sátrapa, de esta pequeña región de Asia Menor, y Halicarnaso era la capital de la misma. Se dice que la ciudad era hermosa y que el rey junto a su esposa, se habrían fijado en las artes griegas para construir cada nuevo rincón de la capital.

Entre las construcciones, los reyes, planeaban levantar una gran morada para el descanso eterno.

Al morir Mausolo antes que su esposa, en el año 353 a.C. es ella quien comienza a construir el monumento funerario, falleciendo tan solo dos años después.

Para su construcción, se llamaron a los mejores artistas de la época, Scopas, Pyteo, Bryaxis, Leochares y Timotheus, y se estima que midió unos 45 metros de altura, estando situado en lo alto de una colina.

Estaba dividido en tres partes, un podio de planta cuadrangular, una columnata intermedia con 36 columnas, y un cuerpo piramidal que terminaba con una cuádriga en su punto más alto.

Todo estaba cerrado por un patio y unas escaleras, donde se disponían estatuas con formas de león, y alrededor del templo, varias figuras humanas. Guerreros vigilaban la tumba en casa esquina.

El material utilizado fue el mármol blanco.

Los datos precisos de los detalles del templo, nos han llegado por las descripciones de Plinio el Viejo, pero también la obra es nombrada por Pausanias, o Vitrubio.

Todos describen el monumento como un templo de grandes dimensiones, que destaca por su belleza y singularidad.

Posteriormente aparece nombrado por Eustacio en el S.XII, que dice que es una maravilla, lo que nos da a entender que todavía permanecía en pie en esa época. Las hipótesis afirman que fue destruido en el S.XIII en un terrible terremoto.

En el S.XV, los caballeros de la Orden de Malta, llegaron al templo y constataron que estaba en ruinas, por lo que levantaron cerca su castillo, que hoy en día sigue en pie en la ciudad de Bodrum, es frecuente visita entre los turistas, se conservan los cimientos del monumento funerario y alguna piedra que fue intercalada entre las nuevas del castillo.

Además pequeños restos del antiguo templo se encuentran en un museo en el interior, y parte de los frisos en el Museo Británico, uno de ellos refleja una escena de griegos luchando contra las amazonas.







El coloso de Rodas


Situado en la ciudad de Rodas, una isla del Mar Egeo, fue una escultura de tamaño megalítico que se disponía en este importante puerto pesquero, y que conmemoraba la victoria en la batalla que los rodios, habían ganado contra los macedonios.

Representaba al dios Helios, contaba con 32 metros de altura, más los 15 m. del pedestal en el que se sostenía, por lo que, para hacernos una idea de su tamaño lo podemos comparar con la Estatua de la Libertad.

Hacía las funciones además, de faro.

Estaba dispuesto de tal manera que los barcos podía pasar por debajo de sus piernas, o al menos eso se cree (varios son los que afirman que estaba con las piernas juntas, pues no es realista que se sostuviese de esa manera, y menos en unos tiempos en los que la ingeniería apenas estaba desarrollada).

Su artífice fue Cares de Lindos que la habría levantado ca. 292 a.C. en acero y piedra, recubierta de bronce (se usaron más de 200 toneladas).

Le llevaría 12 años levantarla, y tan solo durante 50 se mantuvo en pie, pues en el 224 a.C un terremoto hizo que se partiese desde las rodillas, cayendo la parte superior, que se mantuvo en el suelo, y allí mismo era también admirada como una maravilla.

El el S.VII con la llegada de los musulmanes, desaparece para siempre, las piezas fueron separadas, algunas fundidas y otras exportadas a países orientales donde fue vendida por partes.

En la época era la escultura más grande que jamás se había visto, y ésto hizo de ella que se incluyera en la preciada lista de maravillas.






El Faro de Alejandría


Con el propósito de que los marineros llegasen a puerto, se levantó esta torre, en la isla de Pharos, y es de aquí precisamente que comienza a llamarse faros a este tipo de construcciones.

Sita en el reino de Alejandría, en el Antiguo Egipto, se estima se habría hecho entre el 247 al 280 a.C.
Al igual que el Coloso de Rodas, contaba con una altura que la hacía la más elevada de la tierra conocida, con casi 140 m.

Se comenzó construir años después de la muerte de Alejandro Magno, ya con los Ptlomeos en la región.

Consta de tres secciones: una base cuadrada, una sección octogonal central, y una parte superior circular coronada por una estatua de Zeus. En ella se disponía un espejo, que reflejaba la luz solar durante el día, y el fuego que encendían por la noche, en el horno que allí se disponía.

Estaba recubierto de fina piedra caliza blanca.

La descripción del faro, nos ha llegado no por antiguos escritores griegos, sino por un árabe del S.XII: Ibn al –Sayg.

El faro fue dañado durante los terremotos en los siglos posteriores, e incluso en parte, destruido por árabes que pensaban que bajo sus cimientos se escondía el tesoro de Alejandro Magno.

Finalmente en el S.XV fue destruido en su totalidad por un sultán para levantar una mezquita.
En los últimos años el interés por el faro ha vuelto a resurgir y las investigaciones sugieren que hay restos del mismo bajo agua, tema que está siendo estudiado por la UNESCO, pues son numerosos los restos que hay debajo de la zona, las investigaciones continúan a día de hoy.









Los jardines colgantes de Babilonia



Nos encontramos ante la “maravilla” más controvertida, pues a día de hoy, no se tiene constancia fehaciente de que hubiesen existido, ni de que se hallasen en Babilonia, pudiendo ser quizás fantasía de escritores, entonces, ¿Fueron los jardines mito, o historia?.

La hipótesis más conocida es la que cuenta que los jardines fueron construidos por el rey Nabucodonosor II, que se los regaló a su esposa en el S.VI. a. C, se trataría de una edificación escalonada, formada por terrazas con grandes piedras en las que se disponía árboles y flores, que eran regados por un sistema hidráulico sin precedentes en la época.

Otras de las teorías más manejadas es que los jardines fueron construidos en el S .IX por la reina Asiria Semiramls.

Otros fueron los escritores de la época que alabaron la belleza de estos jardines, pero parecían más bien hablar de un jardín oriental, algo más romántico que certero.

En cuanto a su desaparición de los mismos, las circunstancias son las siguientes:  primero Babilonia cayó en poder de los persas, pero éstos respetaron completamente la ciudad y no la dañaron, sin embargo, en el año 125 un incendio reduce la ciudad a cenizas, poco antes de la llegada de Alejandro Magno.

De todas formas no nos ha llegado nada, ni dibujos, ni descripciones precisas, ni contamos con ningún resto, por lo que ésta es, sin duda, de las siete maravillas, la más misteriosa.

En el año 2013, un estudio de la Universidad e Oxford en Inglaterra, capitaneado por Stephanie Dalley, aseguró haber econtrado los cimientos de esta maravilla en lo que correspondería a la antigua ciudad de Nínive, negando así que los jardines fuesen levantados por Nabucodonosor, y si por Senaquerib, monarca asirio que vivió cien años antes .

Actualmente se encuentra en la peligrosa ciudad de Mosul. Ha llegado a esta conclusión después de 20 años de investigación y le gustaría excavar la zona, pero en estos momentos y debido a la situación del país, parece imposible.





El Templo de Artemisa, en Éfeso


Situado en la antigua Éfeso en Asia Menor, a 50 km de la ciudad de Esmirna, al sur de la actual Turquía, fue mandado construir en el s.VII a.C por el rey Creso de Lidia, y estaba dedicado a la diosa de la caza Artemisa (Diana para los romanos).

Según escritos de Plinio el Viejo, tardaron 120 años en terminarlo.

Se trataría del templo central y más grande de un recinto en los que se disponían otros pequeños templetes.

En el centro del templo, se disponía una estatua de Artemisa de 2 m. de altura, hecha en madera y recubierta de plata y oro.

El templo en si, era pequeño, pero estaba rodeado de numerosas columnas jónicas alzadas sobre un gran basamento, al que se accedía a través de una gran escalinata. Cada columna (sumaban 127) medía unos 20 metros, así que nos podemos imaginar la grandiosidad del conjunto.

Destacaban los relieves de la mitad inferior de las columnas, así como los que se hallaban en los frisos y frontones de la misma. Algunas esculturas de las que se hallaban en el interior fueron talladas por Fidias o Policleto.

Era un lugar de culto y centro cultural de la época, que llegó a hacer las funciones de banco.
Su destrucción de debe en gran medida a un incendio acaecido en el 356 a.C, y, que según se dice, fue provocado por Eróstrato, siendo ordenada su reconstrucción por Alejandro Magno poco tiempo después.






La estatua de Zeus, en Olimpia


La última de las maravillas de la lista nos lleva a una imponente escultura crisoelefantina (es decir, de marfil y oro) que fue realizada por el maestro Fidias en el S.V a. C. y que se encontraba en el templo dedicado al rey de los dioses, en la ciudad de Olimpia, en Grecia (precisamente donde nacieron los juegos olímpicos).

De más de 40 metros de altura, la escultura sedente, ocupaba un trono con detalles en ébano y oro. El dios, barbado y con hermosa melena, llevaba una estatua de la diosa griega de la Victoria en la mano derecha, y en la mano izquierda un cetro con una figura de un águila imperial.

Era costumbre que los ganadores de los Juegos Olímpicos hicieran una ofrenda a este dios al terminar los mismos, por lo que el templo se engalanaba y se convertía en el centro de la Grecia Clásica.
Fidias era muy perfeccionista, una vez acabada su obra no pareció contento con el resultado y decidió ponerla a prueba.

Se escondió detrás de ella y fue invitando a algunos ciudadanos para que la viesen, observando al mismo tiempo todo lo que sobre ella hablaban. Algunos criticaban sus facciones, otros sus ropajes.

Días después y habiendo anotado las críticas se dispuso a retocarla para que estuviese perfecta.
Al terminar se dice que pidió al dios que si le satisfacía, le diese una señal, y dice la leyenda que los cielos se abrieron y un rayo cayó del cielo hasta el centro del templo, tomándose esto como aprobación del más temido de los dioses.

Desde aquella su visita era obligatoria para todo aquel que se asomase por los valles de Grecia en sus viajes.

Cuando cerca del 150 A.C, los romanos invaden Grecia, se hacen con muchos de sus tesoros los cuales trasladan a Roma. Pero nada era suficiente. Se dice que Calígula quiso trasladar la estatua de Zeus a Roma y sustituirla por una suya. La leyenda vuelve a contarnos que al entrar en el templo con su estatua, al verla Zeus, soltó una gran carcajada y los soldados huyeron despavoridos.

Más tarde, el emperador Teodosio se dice que si trasladó la escultura hasta tierras bizantinas, pero ningún resto se ha hallado en esas tierras que los corrobore.

Las excavaciones en la zona de Olimpia, tampoco han dado frutos y no se han encontrado restos de la estatua, no sabemos pues, cual fue su último destino.






(Copiado de Detectives de la Historia)




Nuevas siete maravillas del mundo moderno




Se denominan las nuevas siete maravillas del mundo moderno a los monumentos que resultaron los ganadores en un concurso público e internacional celebrado en 2007, inspirado en la lista de las siete maravillas del mundo antiguo y realizado por una empresa privada de nombre New Open World Corporation.

Más de cien millones de votaciones, a través de Internet y SMS, dieron como resultado esta nueva clasificación. La iniciativa partió del empresario suizo Bernard Weber, fundador de la empresa..









Chichen Itzá

Chichén Itzá es, sin lugar a dudas, el sitio arqueológico más famoso del Yucatán y la joya más preciada de la cultura maya. Fundada a principios del siglo IV y abandonada en el año 1250, refleja su época de mayor esplendor a través de edificios como el Castillo (la Gran Pirámide), el Patio de Juego de Pelota Maya, el Templo de los Guerreros con el Chacc (figura de Dios), el Cenote Sagrado - altar de sacrificios que incluían los humanos- y el observatorio astronómico, el Caracol. Durante los equinoccios de otoño y primavera, el sol crea la ilusión de una serpiente ascendiendo o descendiendo por las escaleras de esta pirámide, en un espectáculo que atrapa cada año a miles de turistas.








Coliseo


Escenario de luchas de animales y gladiadores, batallas navales y representaciones teatrales, el Coliseo ha llegado a nuestros días consolidado como el símbolo de la Roma imperial. Y es que el mal estado de este anfiteatro, que hace dos mil años llegó a acoger a 55.000 espectadores, no ha conseguido despojarlo de su majestuosidad. Su entramado de túneles subterráneos, rampas y ascensores nos da pistas de la complejidad de una obra que es visitada cada año por cinco millones de viajeros de todo el mundo










Cristo Redentor

Enclavado en el corazón del Parque Natural de Tijuca, en lo alto del cerro del Corcovado, a 710 metros sobre el nivel del mar, el Cristo Redentor es el emblema indiscutible no solo de Río de Janeiro, sino de todo Brasil. Y es que sería impensable imaginar la ciudad carioca sin el abrigo de esta longeva escultura art déco, a punto de cumplir los 87 años. Su construcción fue considerada en su día, una obra titánica, por las duras condiciones de trabajo, casi sin espacio para el andamio y en una cumbre a la que solo se accedía por caminos escarpados en la montaña y en la que soplaban fuertes vientos.








Gran Muralla China


Caminar por la Gran Muralla es uno de los sueños más comunes entre los españoles, según diversas encuestas realizadas entre los viajeros. Y es que esta impresionante obra diseñada para proteger a China de ataques exteriores, supera los 21.000 kilómetros de longitud y se extiende desde la frontera con Corea hasta el desierto de Gobi. Las cifras que rodean a la Gran Muralla son de vértigo: algunas fuentes elevan el número de fallecidos en su construcción, entre los siglos XV y XVI, a diez millones de obreros.







Machu Picchu

La visita a la ciudad sagrada de Machu Picchu, la antigua ciudadela inca descubierta por Hiram Bingham en 1911, justifica por sí sola el viaje a Perú. Levantada a mediados del siglo XV sobre una montaña de granito, a 2.500 metros sobre el nivel del mar, ofrece una imagen impresionante. Se encuentra en una meseta interior de la selva amazónica, a 130 kilómetros de Cuzco, por lo que acceder a ella, recorriendo 43 kilómetros a través de la cordillera de los Andes, es toda una aventura. El Camino Inca puede recorrerse en tren -a bordo del Hiram Bingham- o a pie, en una ruta que se prolonga durante varios días, por caminos empedrados a través de montañas, bosques y ríos.








Petra

La antigua ciudad de Petra, un auténtico prodigio excavado en la roca, es el principal atractivo de Jordania. Levantada en el siglo VII a.C. por los nabateos, una tribu árabe que prosperó gracias al comercio, todavía conserva restos de templos, palacios, casas y paseos. Para acceder a este complejo escondido entre paredes abruptas, situado a tres horas de la capital del país, es preciso superar un estrecho desfiladero, conocido como el Siq, que se prolonga lo largo de 1,5 kilómetros. El entorno natural que lo rodea o convierte en una maravilla, si cabe, todavía más espectacular.









Taj Mahal


Construida entre los años 1631 y 1654 en la ciudad india de Agra, en el estado de Uttar Prades, el Taj Mahal está considerada una de las edificaciones más hermosas del planeta. Muchos desconocen, sin embargo, que en realidad es un gran mausoleo de mármol blanco que el emperador mongol Shah Jahan hizo construir en honor a su esposa favorita fallecida durante el parto de su último hijo. Sus casi ocho millones de visitantes la convierten en la principal atracción turística de la India.






(Copiado de La Vanguardia)





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