Mesopotamia fue una encrucijada tanto geográfica como
cultural y las continuas invasiones se plasmaron en el arte.
En la baja
Mesopotamia encontramos dos pueblos: los sumerios y los acadios que se
agrupan en ciudades-estados y viven en continuas luchas hegemónicas. El rey
acadio Sargón el Viejo unificó ambos territorios hasta la invasión de pueblos
procedentes de las montañas de Zagros. Durante el periodo neosumerio la baja
Mesopotamia vuelve a unificarse y consigue una gran prosperidad económica y
cultural. Tras diferentes luchas
dinásticas, estos pueblos se unirán formando los imperios babilónicos.
Sumerios y acadios crearon las ciudades-templo y una
civilización burocrática. Las obras de arte sirvieron para glorificar a las
divinidades, pero también para atraer su protección. En el norte, los asirios fundaron un gran imperio
basado en su poderío militar.
Introdujeron el hierro y el caballo como animal de carga, y sus reyes fueron
grandes guerreros. Construyeron palacios-fortaleza y en los relieves
representan escenas de conquista y sumisión de pueblos. Las manifestaciones
artísticas, en concreto los palacios, exaltarán el poder y la fuerza de los
reyes.
SUMERIA
Sumeria es una
región histórica de Oriente Medio, en la parte sur de la antigua Mesopotamia,
entre las planicies aluviales de los ríos Éufrates y Tigris. La civilización sumeria está considerada
como la primera civilización del mundo.
No existen registros escritos de esa etapa que nos den
pistas para conocer el origen de este pueblo. Los sumerios se llamaban a sí
mismos “sag-giga”, que significa literalmente "el pueblo de cabezas negras".
Uruk, una de sus ciudades-estado más importantes, es el escenario de descubrimientos
fundamentales para la historia de la humanidad: aparece la rueda en torno al 3500 a. C., y la escritura en el 3300 a. C.,
siendo ésta la datación más antigua de tablillas de arcilla con escritura
cuneiforme encontrada hasta la fecha.
Los sumerios
inventaron jeroglíficos pictóricos que más tarde dieron lugar a la escritura
cuneiforme propiamente dicha. Ha sobrevivido un gran corpus formado por
cientos de miles de textos en sumerio, la gran mayoría de estos textos en
tablillas de arcilla. Los textos sumerios conocidos incluyen textos personales
y cartas de negocios y transacciones, recibos, listas de léxico, leyes, himnos
y plegarias, encantamientos mágicos e incluso textos científicos de
matemáticas, astronomía y medicina. Las inscripciones monumentales y los textos
escritos en diferentes objetos como estatuas o ladrillos también eran bastante
comunes.
La comprensión de los
textos en sumerio puede ser complicada hoy en día, incluso para los expertos,
debido al uso de caracteres jeroglíficos
de difícil interpretación.
Los sumerios tal vez sean más recordados debido a sus muchas invenciones. Algunos especialistas
les dan el crédito por la invención de la
rueda y el torno alfarero. Su
sistema de escritura cuneiforme fue el primer sistema de escritura del que se
tenga evidencia, adelantándose a los jeroglíficos egipcios en, por lo menos, 75
años. Los sumerios estaban entre los primeros astrónomos, poseyendo la
primera visión heliocéntrica de la que se tenga noticia. Inventaron el reloj con 60 segundos, 60 minutos y 12
horas, además del calendario de 12
meses que usamos actualmente. También construyeron sistemas legales y
administrativos con cortes judiciales, prisiones y las primeras ciudades estado. La invención de la escritura posibilitó a
los sumerios el almacenamiento del conocimiento y la posibilidad de
transferirlo a otros y a las generaciones posteriores. Eso llevó a la creación
de las escuelas, a la educación y oficialización de la matemática, religión,
burocracia, división de trabajo y sistemas de clases sociales.
Los sumerios también
inventaron el carro de guerra y, posiblemente, las formaciones militares. Inventaron la cerveza. Construyeron
una extensa red de canales para aprovechar al máximo el agua de sus ríos y
consiguieron un gran dominio de las técnicas agrícolas y de domesticación de
animales.
Políticamente estaban organizados en ciudades-estado, independientes
entre sí y en continuas guerras por conseguir la supremacía sobre las
demás. Esa situación se vio totalmente
alterada con la invasión de Sumeria por parte de los acadios, pueblo procedente de la zona más septentrional de
Mesopotamia. Esto ocurrió en el 2370 A.C. Sargón, rey de los acadios, conquistó
no sólo Mesopotamia, sino también partes de la actual Siria y creó un gran
imperio que duró hasta el 2200 A.C. Posteriores invasiones de otros pueblos y
las guerras consecuentes dieron fin al dominio de los acadios.
Arquitectura
La planicie del
Tigris-Éufrates carecía de piedra y árboles. Las edificaciones sumerias
comprendían estructuras hechas de ladrillos de barro, material por contra
muy abundante, desprovistas de argamasa o cemento.
Las construcciones hechas con ladrillos de barro se acababan
deteriorando, de forma que eran periódicamente destruidas, niveladas y
reconstruidas en el mismo lugar. Esa constante reconstrucción elevó
gradualmente el nivel de las ciudades, de modo que con los siglos se erigieron
por arriba de la planicie a su alrededor.
El tipo más famoso e impresionante de entre las
edificaciones sumerias, eran los
Zigurats o torres escalonadas, una
construcción de largas y amplias plataformas sobrepuestas en cuya cima había templos.
Algunos académicos han teorizado que estas estructuras podrían haber sido la
base de la torre de Babel bíblica,
que se describe en el Génesis.
Dada la ausencia de madera y piedra, no se puede hablar de
escultura y tampoco nos han llegado
restos de obras pictóricas.
Se puede destacar algunas obras de tono conmemorativo, como
la conocida con el nombre de Estandarte
de Ur. Se trata de un mosaico con incrustaciones de concha y nácar
localizado en una tumba y muestra la
conmemoración de una victoria bélica. Tiene forma trapezoidal, y está decorado
por todos sus lados. Las caras están divididas
en frisos y una muestra una escena de guerra y otra de paz.
Después de una época de hegemonía acadia, Sumeria vuelve a
resurgir y toma de nuevo esplendor. Se habla del período neosumerio. De esta
época es la estatua sedente del príncipe
Gudea.
La estatua representa a Gudea, el más célebre de los
príncipes de la ciudad-estado de Lagash, que jamás se atribuyeron el título de
rey, sino el de patesi o ensi. Este patesi, gobernó Lagash durante poco más que
quince años, construyó templos y palacios, disfrutando de los beneficios de la
paz y de una extraordinaria prosperidad.
La escultura fue una ofrenda a Ningizzida, una deidad en la
antigua Mesopotamia, a quien se conocía como el o la "Señor/a del árbol de
la vida" y que acompañaba siempre a Tammuz, custodiando ambos las puertas
del cielo.
En la actualidad se encuentra en el Museo del Louvre.
CULTURA ACADIA
Cuando el pueblo
acadio consigue la
supremacía en la zona bajo el reinado de Sargón, adquieren una gran perfección y realismo las
estelas conmemorativas. Con ellas se demostraba el poder el imperio y se
publicitaban sus éxitos militares. Entre
ellas destaca la estela de Naram-Sim.
En ella se ve un paisaje montañoso, con árboles, donde se
desarrolla una escena en la que prevalece la figura del rey Naram-Sim, de mayor
tamaño que sus súbditos y enemigos y coronado con un casco con dos cuernos,
propio de los dioses. El rey vencedor aplasta con el pie a los cadáveres de sus
enemigos, mientras mata a otros dos y algunos caen despeñados. Los soldados
acadios desde un nivel inferior, alzan la cabeza como signo de admiración y
respeto por su soberano.
Dentro de la cultura acadia es obligatorio hacer una referencia al poema de Gilgamesh.
Dentro de la cultura acadia es obligatorio hacer una referencia al poema de Gilgamesh.
La Epopeya de Gilgamesh o el Poema de Gilgamesh es una narración acadia en verso sobre las peripecias del rey Gilgamesh (también transcripto como Gilgameš). Está basada en cinco poemas independientes sumerios, que constituyen la obra épica más antigua conocida.
Al comienzo del poema, Gilgamesh es el despótico rey de Uruk, cuyos súbditos se quejan a los dioses, cansados de su lujuria desenfrenada, la cual lo lleva a forzar a las mujeres de la ciudad. Los dioses atienden este reclamo creando a Enkidu, un hombre salvaje destinado a enfrentarse a Gilgamesh.
Pero cuando ambos entraban en combate, en vez de darse muerte se hacen amigos para siempre y emprenden peligrosas aventuras. Juntos dan muerte al gigante Humbaba y al Toro del Cielo, y Gilgamesh rechaza el amor de la diosa Inanna. Como castigo a estos actos de impiedad, los dioses hacen que Enkidu muera en plena juventud.
Impresionado por la desaparición de su amigo, Gilgamesh emprende la búsqueda de la inmortalidad,
la cual le lleva hasta los confines del mundo, donde viven el sabio Utnapishtim y su mujer, únicos supervivientes del Diluvio, a los que los dioses concedieron el don que Gilgamesh pretende ahora. Sin embargo, el héroe no alcanza lo que pretende. En el camino de vuelta, encuentra, siguiendo instrucciones de Utnapishtim, una planta que devuelve la juventud a quien la toma; pero una serpiente se la roba y Gilgamesh vuelve a Uruk con las manos vacías, convencido de que la inmortalidad es patrimonio exclusivo de los dioses.
El núcleo sentimental del poema se encuentra en el duelo de Gilgamesh tras la muerte de su amigo. Los críticos consideran que es la primera obra literaria que hace énfasis en la mortalidad humana frente a la inmortalidad de los dioses. El poema incluye una versión del mito del diluvio universal.
Al comienzo del poema, Gilgamesh es el despótico rey de Uruk, cuyos súbditos se quejan a los dioses, cansados de su lujuria desenfrenada, la cual lo lleva a forzar a las mujeres de la ciudad. Los dioses atienden este reclamo creando a Enkidu, un hombre salvaje destinado a enfrentarse a Gilgamesh.
Pero cuando ambos entraban en combate, en vez de darse muerte se hacen amigos para siempre y emprenden peligrosas aventuras. Juntos dan muerte al gigante Humbaba y al Toro del Cielo, y Gilgamesh rechaza el amor de la diosa Inanna. Como castigo a estos actos de impiedad, los dioses hacen que Enkidu muera en plena juventud.
Impresionado por la desaparición de su amigo, Gilgamesh emprende la búsqueda de la inmortalidad,
la cual le lleva hasta los confines del mundo, donde viven el sabio Utnapishtim y su mujer, únicos supervivientes del Diluvio, a los que los dioses concedieron el don que Gilgamesh pretende ahora. Sin embargo, el héroe no alcanza lo que pretende. En el camino de vuelta, encuentra, siguiendo instrucciones de Utnapishtim, una planta que devuelve la juventud a quien la toma; pero una serpiente se la roba y Gilgamesh vuelve a Uruk con las manos vacías, convencido de que la inmortalidad es patrimonio exclusivo de los dioses.
El núcleo sentimental del poema se encuentra en el duelo de Gilgamesh tras la muerte de su amigo. Los críticos consideran que es la primera obra literaria que hace énfasis en la mortalidad humana frente a la inmortalidad de los dioses. El poema incluye una versión del mito del diluvio universal.
ASIRIA
El arte asirio
dio especial importancia a la decoración de los palacios a través de esculturas exentas de animales fantásticos y
relieves que relataban hechos gloriosos del monarca o escenas de cacería.
Destaca el Toro alado
del palacio de Jorsabad
BABILONIA
La primera época de hegemonía babilónica corresponde a la
primera mitad del segundo milenio A.C.
La pieza más significativa es la Estela
de Hammurabi, relieve que relata la presentación del rey ante el dios solar
Sharma; sobre ella, en la parte inferior, está grabado el código de Hammurabi
(1692 A.C.).
En las culturas del Próximo Oriente Antiguo son los dioses
quienes dictan las leyes a los hombres, es el dios Samash, el dios
sol, dios de la Justicia, quien entrega las leyes al rey Hammurabi de Babilonia
(1790-1750? a. C.), y así se representa en la imagen que figura sobre el
conjunto escrito de leyes. De hecho, antes de la llegada de Hammurabi al poder,
eran los sacerdotes del dios Samash los que ejercían como jueces pero Hammurabi
estableció que fueran funcionarios del rey quienes realizaran este trabajo,
mermando así el poder de los sacerdotes y fortaleciendo el del propio monarca.
por eso, las leyes son sagradas. En
este caso
El código de leyes unifica los diferentes códigos existentes
en las ciudades del imperio babilónico. Pretende
establecer leyes aplicables en todos los casos, e impedir así que cada uno
"tomara la justicia por su mano", pues sin ley escrita que los
jueces hubieran de aplicar obligatoriamente, era fácil que cada uno actuase
como más le conviniera. En el código no se distingue entre derecho civil y
penal, es decir, se dan leyes que regulan los asuntos de la vida cotidiana y
leyes que castigan los delitos. Se regulan el comercio, el trabajo asalariado
los préstamos, los alquileres, las herencias, los divorcios, la propiedad, las
penas por delitos de robo, asesinato, etc. El texto del código también nos
sirve para saber cuáles eran los delitos más frecuentes en la época, pues un
delito previsto será un hecho que acontece con relativa frecuencia. En las
penas aplicadas a cada delito se distingue si hay intencionalidad o no, y cuál
es la "categoría de la víctima y la del agresor". Así la pena es
mayor si se ha hecho adrede y menor si ha sido un accidente; mayor si la
víctima es un hombre libre menor si es un esclavo. La mayoría de las penas que
aparecen en el código son pecuniarias (multas), aunque también existe pena de
mutilación e incluso pena de muerte. En algunos casos la ley opta por aplicar
talión, es decir, hacer al agresor lo mismo que él hizo a su víctima siempre
que ambos sean de la misma "categoría".
Posteriormente, en una segunda
etapa de predominio babilonio, destaca la figura del rey Nabucodonosor
(605-562 a. C.) que fue el protagonista
y promotor del enriquecimiento monumental de Babilonia y otras ciudades. Estas
edificaciones fueron destruidas, pero se sabe que Babilonia estaba fuertemente
fortificada, y de todo su conjunto destacaba la Puerta de Ishtar, recubierta con ladrillos esmaltados policromos
que formaban orlas de rosetas y figuras de animales caminando con solemnidad.
La Puerta de Ishtar
(o de Ishtar) fue una de las 8 puertas monumentales (10 metros de altura por 14
de ancho) de la muralla interior de Babilonia, a través de la cual se accedía
al templo de Marduk, donde se celebraban las fiestas del año nuevo. El nombre de Istar lo recibe de la diosa a
la que estaba consagrada.
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