miércoles, 4 de junio de 2025

Argelia

Los bereberes son el sustrato étnico fundamental de la actual Argelia y sus asentamientos se remontan a hace más de diez mil años. Han mantenido su identidad a lo largo del tiempo, bajo las distintas invasiones y dominios que el norte de África ha tenido.


Hacia el 1000 a. C. los fenicios (y más tarde los cartagineses, sus herederos) establecieron colonias comerciales a lo largo de la costa del norte de África, incluyendo puntos en la actual Argelia. Estas colonias se dedicaban al comercio de productos como el oro, el marfil y los esclavos. La cultura púnica (cartaginesa) tuvo una influencia significativa en las poblaciones bereberes costeras, introduciendo nuevas técnicas agrícolas, formas de organización y un cierto nivel de urbanización.


Después del dominio cartaginés nace el reino de Numidia que durará hasta que cae en poder de Roma. Bajo el dominio romano, la región experimentó un gran desarrollo agrícola, convirtiéndose en el "granero del Imperio" gracias a la producción de cereales.

Al poder de Roma le suceden el control de la zona por parte de los vándalos y poco después (siglo VI d.C.) la zona es recuperada para el Imperio Bizantino por parte de Justiniano I.

En el siglo VII se produce la llegada de los ejércitos árabes-islámicos que pasan a controlar la zona. Los siglos posteriores verán la aparición de diferentes dinastías que van a ejercer el poder, entre las que hay que mencionar a los almohades y los almorávides.

A principios del siglo XVI, la región de Argel estaba fragmentada y vulnerable a las incursiones españolas. Para contrarrestar esta amenaza, los líderes locales solicitaron la ayuda de los hermanos corsarios otomanos Aruj y Hayreddin Barbarroja. Estos corsarios lograron expulsar a los españoles de varias ciudades costeras, incluyendo Argel.

En 1517, una delegación de dignatarios argelinos y juristas musulmanes solicitó al sultán otomano Selim I que Argel se uniera al Imperio Otomano. El sultán reconoció a Hayreddin como pashá y beylerbey (gobernador general) de la provincia de Argel. Con el apoyo otomano, se estableció la Regencia de Argel, que se convirtió en un eyalato (provincia) del Imperio Otomano.

Aunque nominalmente era una provincia otomana y un estado vasallo, la Regencia de Argel gozó de una considerable autonomía, especialmente a partir de mediados del siglo XVII.

La influencia otomana en Argelia llegó a su fin en 1830, cuando Francia invadió Argel, poniendo fin a la Regencia y dando inicio a un largo período de colonización francesa. Para ese momento, aunque el vínculo nominal con el Imperio Otomano se mantenía, la Regencia de Argel funcionaba en la práctica como un estado independiente con todas las características de una entidad soberana.

Francia invadió Argelia en 1830 por una combinación de motivos diplomáticos, económicos y políticos internos, aunque el detonante inmediato fue el conocido como "incidente del abanico".

Este fue el pretexto directo para la invasión. En 1827, Hussein Dey, el gobernante de Argel, tuvo un altercado con el cónsul francés Pierre Deval. El Dey le reclamó el impago de una antigua deuda contraída por Francia con comerciantes judíos de Argelia para abastecer de trigo a las tropas francesas durante las guerras napoleónicas. Ante la evasiva del cónsul, el Dey, irritado, lo golpeó ligeramente con su abanico. Francia consideró este acto como una afrenta grave a su honor y dignidad. El gobierno francés, bajo el rey Carlos X, exigió una disculpa y una reparación, que el Dey se negó a dar. Esto llevó a un bloqueo naval francés de Argelia que duró tres años.

La deuda del trigo era un problema persistente y una fuente de tensión. Francia debía una suma considerable a los comerciantes argelinos, y la Regencia de Argel, que dependía de estos ingresos, estaba cada vez más impaciente. La invasión se presentó como una forma de resolver estas disputas y de garantizar el pago de la deuda, aunque en la práctica sirvió para justificar la toma de recursos argelinos.

Aunque para 1830 el corsarismo argelino no representaba la misma amenaza que en siglos anteriores, la Regencia de Argel seguía siendo un centro de actividad corsaria en el Mediterráneo. Las potencias europeas, incluida Francia, habían utilizado durante mucho tiempo la lucha contra la piratería como una justificación para intervenir en el norte de África. La eliminación de esta actividad fue un argumento adicional para la invasión.

Aunque en 1830 la "fiebre colonial" no era tan acentuada como a finales del siglo XIX, Francia tenía un interés estratégico en el Mediterráneo y en expandir su influencia. Argelia, por su proximidad a la metrópoli y su ubicación estratégica en el norte de África, era vista como un territorio con potencial para la expansión comercial y como una base para futuras operaciones. La Regencia de Argel era una entidad nominalmente otomana, pero con una autonomía de facto que la hacía vulnerable a la intervención.

Las relaciones entre Argelia y Francia a lo largo del siglo XIX y principios del XX estuvieron marcadas por la colonización, la dominación, la resistencia y, finalmente, el surgimiento del nacionalismo argelino. Fue un período de profundas transformaciones sociales, económicas y políticas para Argelia, impuestas por la potencia colonial.

Tras la invasión de 1830, Francia no consolidó de inmediato su control sobre todo el territorio argelino. La conquista fue un proceso largo y brutal, caracterizado por una feroz resistencia por parte de la población argelina.

La figura más prominente de la resistencia fue el emir Abd el-Kader, quien lideró una lucha prolongada contra los franceses en el oeste de Argelia desde la década de 1830 hasta su rendición en 1847. Su resistencia es un símbolo del patriotismo argelino.

Aunque Abd el-Kader fue la figura más destacada, hubo numerosas revueltas y movimientos de resistencia en otras regiones de Argelia, como la Cabilia y el Sahara, a lo largo de todo el siglo XIX. Estas resistencias fueron brutalmente reprimidas por el ejército francés.

 A diferencia de otras colonias francesas, Argelia fue concebida como una colonia de poblamiento, y se incentivó activamente la inmigración europea (franceses, españoles, italianos, malteses). Estos colonos, conocidos como "Pieds-Noirs" (pies negros), se asentaron en las tierras más fértiles, despojando a la población argelina nativa de sus propiedades.

 En 1848, Argelia fue constitucionalmente declarada parte integral de Francia, dividida en departamentos que dependían directamente de París. Esto buscaba cimentar la idea de que Argelia no era una colonia, sino una extensión de la propia Francia.

La relación estuvo profundamente desequilibrada. Mientras los colonos europeos gozaban de la ciudadanía francesa plena, la gran mayoría de la población argelina musulmana fue sometida a un estatus legal inferior.

El Decreto Crémieux (1870) otorgó la ciudadanía francesa a los judíos de Argelia, lo que generó resentimiento entre la población musulmana y profundizó la división.

El Código del Indígena (Code de l'Indigénat), promulgado en 1881 y vigente hasta 1946, fue la expresión más clara de esta discriminación. Establecía un sistema legal especial para los "sujetos franceses" (los musulmanes argelinos), privándolos de la mayoría de sus derechos civiles y políticos, imponiéndoles multas y penas administrativas arbitrarias, y manteniéndolos bajo la autoridad de la administración colonial. Esto creó una sociedad de "dos velocidades": "ciudadanos" (europeos) y "súbditos" (argelinos).

La economía argelina se reorientó para servir a los intereses de la metrópoli. Se explotaron los recursos naturales (como el trigo y más tarde la vid, especialmente tras la filoxera en Europa), y la población argelina fue proletarizada y marginada.

A principios del siglo XX, el control francés estaba firmemente establecido. La infraestructura (ferrocarriles, puertos) se desarrolló principalmente para facilitar la explotación económica y el control militar.

Miles de argelinos fueron reclutados forzosamente para servir en el ejército francés, tanto en Argelia como en la Primera Guerra Mundial. Su participación en la guerra, luchando por Francia y exponiéndose a las ideas de libertad y autodeterminación, tuvo un impacto significativo en el surgimiento de la conciencia nacionalista.

A pesar de la represión y la discriminación, a principios del siglo XX comenzaron a articularse las primeras voces del nacionalismo argelino. Inspirados por ideas panarabistas, islámicas o laicas, grupos como el liderado por el emir Khaled (nieto de Abd el-Kader) y más tarde figuras como Messali Hadj y Ferhat Abbas, comenzaron a demandar mayor igualdad, derechos o incluso la autonomía y la independencia.

Inicialmente, muchos de estos movimientos pedían la plena asimilación y la igualdad de derechos con los ciudadanos franceses (como defendía Ferhat Abbas), pero la persistencia de la discriminación y la falta de voluntad de Francia para integrar a los argelinos de manera equitativa llevaron a una radicalización y al surgimiento de movimientos que demandaban la independencia total.

 A medida que avanzaba el siglo, la brecha entre los colonos europeos y la población argelina musulmana crecía. Las demandas de los argelinos eran consistentemente ignoradas o reprimidas, lo que sentaría las bases para la posterior radicalización y el estallido de la Guerra de Independencia de Argelia (1954-1962).

El 8 de mayo de 1945 fue el día en que los Aliados celebraban la victoria sobre la Alemania nazi y el fin de la Segunda Guerra Mundial en Europa. En Argelia, que era una colonia francesa, la población argelina esperaba que esta victoria trajera consigo una mejora de sus condiciones y, para algunos, el reconocimiento de sus derechos o incluso la autonomía. Miles de argelinos habían luchado por Francia en la guerra, y el discurso de la "liberación" resonaba fuertemente.

Desde hacía años, grupos nacionalistas argelinos, como los "Amigos del Manifiesto y la Libertad" liderados por Ferhat Abbas, habían estado pidiendo reformas, más derechos y, eventualmente, la autodeterminación para Argelia.

En varias ciudades argelinas, incluida Sétif (una ciudad comercial al este de Argel) y Guelma, se organizaron manifestaciones para celebrar el fin de la guerra. Estas manifestaciones, inicialmente autorizadas por las autoridades francesas, pronto tomaron un cariz nacionalista.

En Sétif, un joven manifestante, Bouzid Saal, enarboló una bandera argelina (prohibida por las autoridades coloniales). Un policía francés intentó arrebatarle la bandera, y en el altercado, el policía disparó y mató al joven.

La muerte del manifestante desató la ira de la multitud. La manifestación se tornó violenta, y los argelinos, llenos de resentimiento por décadas de opresión, atacaron a los colonos europeos que se encontraban en la zona. Hubo asesinatos de europeos (se estima que alrededor de 103 colonos franceses murieron).

La respuesta de las autoridades francesas fue inmediata, desproporcionada y extremadamente violenta. Se decretó la ley marcial y el ejército francés, la Legión Extranjera y milicias de colonos (a menudo armadas y fuera de control) lanzaron una represión masiva e indiscriminada en Sétif, Guelma y las zonas rurales circundantes.

Se utilizaron todos los medios disponibles: tropas terrestres, aviación (bombardeando aldeas) y la marina.

La represión incluyó ejecuciones sumarias, masacres de aldeanos, detenciones masivas y torturas. Se estima que los muertos eran tantos que los cadáveres tuvieron que ser trasladados a los crematorios de Guelma.

Se prohibió a los musulmanes salir de sus casas sin un brazalete especial que indicara su trabajo; de lo contrario, podían ser abatidos.

Las cifras de muertos argelinos varían enormemente, pero todas las fuentes coinciden en que fueron miles. Mientras las autoridades francesas inicialmente reportaron cifras bajas (alrededor de 15 musulmanes), estimaciones posteriores y fuentes argelinas hablan de entre 8.000 y 45.000 muertos. La discrepancia en las cifras es un reflejo de la dificultad de obtener datos precisos en un contexto de represión y del encubrimiento de los hechos por parte de Francia durante décadas.

Las consecuencias de la masacre de Sétif y Guelma fueron profundas:

Radicalización del nacionalismo argelino: La brutalidad de la represión eliminó cualquier ilusión que pudieran tener los nacionalistas argelinos sobre la posibilidad de una evolución pacífica o una asimilación equitativa dentro de Francia. Muchos argelinos, especialmente los jóvenes, llegaron a la conclusión de que la independencia solo podía lograrse a través de la lucha armada. Sétif se convirtió en un símbolo de la opresión colonial y de la necesidad de la resistencia.

Punto de no retorno: El evento es considerado por muchos historiadores como el "preludio" o el "punto de no retorno" que conduciría directamente al estallido de la Guerra de Independencia de Argelia en 1954. La masacre sembró la semilla del odio y la desconfianza que alimentaría el conflicto futuro.

Consolidación de la voluntad de independencia: La experiencia de Sétif unió a muchos argelinos en torno a la idea de la independencia total y la creación de un estado argelino soberano, dando impulso a la creación del Frente de Liberación Nacional (FLN) años después.

Trauma y memoria: La masacre dejó una cicatriz profunda en la memoria colectiva argelina y sigue siendo un tema sensible en las relaciones entre Argelia y Francia. Francia tardó décadas en reconocer formalmente la brutalidad de la represión. En 2005, el embajador francés en Argelia, Hubert Colin de Verdière, describió los eventos como una "tragedia inexcusable".


Después de la Masacre de Sétif en 1945, la situación en Argelia evolucionó significativamente, sentando las bases para el estallido de la Guerra de Independencia en 1954. La represión brutal de Sétif no apagó el nacionalismo argelino, sino que lo radicalizó y consolidó la convicción de que solo la lucha armada podría conducir a la independencia.

 La masacre de Sétif demostró a muchos líderes y activistas argelinos que Francia no tenía intención de otorgar derechos significativos ni autonomía a través de medios pacíficos. La brutalidad indiscriminada de la represión convenció a una nueva generación de que la única opción viable era la confrontación armada.

Aunque el "Manifiesto del Pueblo Argelino" de Ferhat Abbas había abogado por reformas y autonomía, después de Sétif, la agenda se movió hacia la independencia total. Esto llevó a la formación de grupos más radicalizados y clandestinos, algunos de ellos herederos de movimientos nacionalistas anteriores, pero con una visión más intransigente.

Consciente de la creciente tensión, Francia intentó algunas reformas después de 1945, pero estas fueron consideradas insuficientes y llegaron demasiado tarde.

En 1947, Francia promulgó el Estatuto de Argelia, que teóricamente otorgaba algunas libertades y un Parlamento argelino con doble colegio electoral (uno para europeos y otro para musulmanes, lo que aseguraba la primacía de los colonos). Sin embargo, en la práctica, este parlamento tenía poderes limitados y el sistema electoral estaba amañado para mantener el control francés. Las elecciones fueron frecuentemente fraudulentas.

Estas "reformas" no abordaron la raíz de las demandas argelinas: la discriminación, la expropiación de tierras y la falta de soberanía. La brecha entre los colonos y la población argelina musulmana continuó ensanchándose.

Mientras Francia seguía con una política de asimilación nominal y represión real, los nacionalistas argelinos se organizaban en la clandestinidad.

Miembros del Movimiento por el Triunfo de las Libertades Democráticas (MTLD), fundado por Messali Hadj, formaron una organización paramilitar secreta llamada Organización Especial (OS). Aunque fue desmantelada por las autoridades francesas en 1950, sus miembros clave, como Ahmed Ben Bella y Hocine Aït Ahmed, adquirieron una valiosa experiencia en la lucha clandestina y la organización.


Estos líderes, frustrados por la división interna de los movimientos nacionalistas existentes y la ineficacia de la vía política, formaron el Comité Revolucionario de Unidad y Acción (CRUA) en 1954, que rápidamente se transformaría en el Frente de Liberación Nacional (FLN).

Entre 1945 y 1954, hubo una acumulación de armas, la formación de células clandestinas y la movilización de apoyo entre la población argelina, tanto en Argelia como en la diáspora.

La experiencia de las guerras de independencia en otros países colonizados, especialmente en Indochina, donde Francia sufrió una derrota humillante en Dien Bien Phu en 1954, inspiró y fortaleció la determinación de los nacionalistas argelinos.

El FLN se propuso lanzar una insurrección a nivel nacional para forzar a Francia a negociar la independencia. Querían evitar los errores de las resistencias anteriores, buscando una unidad más sólida y una estrategia de guerrilla efectiva.

Finalmente, en la noche del 1 de noviembre de 1954, el FLN lanzó una serie de ataques coordinados en toda Argelia, marcando el inicio de la Guerra de Independencia de Argelia. Estos ataques, aunque no siempre exitosos militarmente al principio, lograron el objetivo de desencadenar un conflicto a gran escala y llevar la cuestión argelina a la atención internacional.


Después del 1 de noviembre de 1954, fecha en que el Frente de Liberación Nacional (FLN) lanzó sus primeros ataques coordinados, la Guerra de Independencia de Argelia escaló rápidamente, convirtiéndose en un conflicto brutal y prolongado que transformaría tanto Argelia como Francia. 

El FLN lanzó una serie de ataques simultáneos contra instalaciones militares, gendarmería y edificios públicos en varias regiones de Argelia. Aunque los daños materiales fueron limitados, el impacto psicológico fue enorme, marcando el inicio de la lucha armada.

Francia, que consideraba Argelia como parte integral de su territorio, reaccionó con incredulidad y luego con una represión masiva. Se enviaron refuerzos militares significativos, y se implementaron medidas de excepción, incluyendo la ley marcial y la suspensión de algunas libertades civiles.

El FLN, aunque inicialmente contaba con pocos combatientes y armamento limitado, optó por una estrategia de guerra de guerrillas, basándose en la movilidad, el conocimiento del terreno y el apoyo de la población rural. Sus acciones incluían emboscadas, sabotajes y atentados selectivos.

Un punto de inflexión fue la masacre de civiles europeos en Philippeville (actual Skikda) por el FLN, a la que siguió una brutal represión francesa contra la población argelina. Se estima que miles de argelinos fueron asesinados, lo que profundizó el resentimiento y el apoyo al FLN.

La causa argelina comenzó a ganar apoyo internacional, especialmente entre los países del Tercer Mundo y el Bloque del Este. La Conferencia de Bandung (1955) fue un hito donde el FLN logró visibilidad y apoyo.

A medida que la guerra avanzaba, el FLN se estructuró en una organización política (GPRA - Gobierno Provisional de la República Argelina en el exilio, fundado en 1958) y un brazo armado (ALN - Ejército de Liberación Nacional). También establecieron una red de apoyo en las ciudades y una sólida base en el exterior (Túnez y Marruecos).

Entre 1956 y 1957, la capital, Argel, se convirtió en el epicentro del conflicto. El FLN lanzó una campaña de atentados terroristas urbanos para presionar a Francia y llamar la atención internacional. Uno de los episodios más conocidos es el atentado del Milk Bar (30 de septiembre de 1956). Esta heladería y café era muy frecuentado por colonos europeos, incluyendo familias y niños. El atentado fue realizado por un comando de mujeres, ya que el FLN pensó que les resultaría mucho más fácil de eludir los controles militares del ejército francés. El balance fue de tres muertos y más de cincuenta heridos. Este trágico hecho quedó muy bien reflejado en la película de Giles Pontecorvo, “La batalla de Argel”. La respuesta francesa, liderada por el general Jacques Massu y sus paracaidistas, fue brutal. La "Batalla de Argel" se caracterizó por el uso sistemático de la tortura por parte del ejército francés para desmantelar las redes del FLN en la ciudad. Aunque Francia logró una victoria militar en Argel, el uso de la tortura generó un escándalo internacional y un profundo debate moral en Francia.

Más allá de Argel, las fuerzas francesas implementaron tácticas de contrainsurgencia que incluían:

Reagrupamiento de la población: Cerca de dos millones de argelinos fueron desplazados forzosamente a "campos de reagrupamiento" para aislarlos del FLN, lo que resultó en condiciones inhumanas y miles de muertes.

"Líneas electrificadas": Se construyeron barreras físicas y eléctricas (como la línea Morice en la frontera con Túnez y Marruecos) para cortar el suministro de armas y el movimiento de combatientes del FLN.

Uso de la fuerza aérea y operaciones de gran escala: El ejército francés utilizó su superioridad tecnológica para llevar a cabo operaciones a gran escala y bombardeos en zonas rurales.

 La guerra de Argelia desestabilizó la política francesa. Los sucesivos gobiernos de la Cuarta República eran incapaces de encontrar una solución y la opinión pública estaba cada vez más dividida.

En mayo de 1958, colonos europeos y parte del ejército francés, temiendo un abandono de Argelia, se sublevaron en Argel y exigieron el regreso del general Charles de Gaulle al poder, esperando que él mantendría la "Argelia francesa".

De Gaulle regresó al poder y fundó la Quinta República (5 de octubre de 1958), con una presidencia más fuerte. Inicialmente, pronunció la ambigua frase: "Je vous ai compris!" ("¡Os he comprendido!"), que tanto colonos como argelinos interpretaron a su favor. Sin embargo, De Gaulle pronto se daría cuenta de que la independencia era inevitable.

Pero pronto cambiaron las cosas. De Gaulle, fue consciente de la imposibilidad de una victoria militar total y por ello, en septiembre de 1959, propuso la autodeterminación para Argelia, ofreciendo tres opciones: integración total con Francia, autonomía o independencia. Esto provocó la furia de los colonos y de sectores del ejército.

En el mes de enero de 1960 se produjo la conocida como "Semana de las Barricadas": Colonos y ultranacionalistas franceses se levantaron en Argel contra la política de De Gaulle, pero la revuelta fue reprimida.

En el mes de abril de 1961 se produjo lo que se conoce como el Putsch de Argel (o putsch de los generales). Fue llevado a cabo por un grupo de generales franceses de alto rango y militares leales a la idea de la "Argelia francesa" (es decir, mantener Argelia como parte integral de Francia), que se oponían firmemente a la política de autodeterminación del General Charles de Gaulle. El golpe estaba liderado por cuatro generales de gran prestigio en el ejército francés: Maurice Challe, Raoul Salan, Edmond Jouhaud y André Zeller. Desde París, la respuesta fue inmediata y de Gaulle en un discurso televisivo el 23 de abril calificó la maniobra de “aventura grotesca y sangrienta” e hizo un llamamiento a los soldados a que se mantuvieran leales a la República. Esto, unido a la falta de apoyo civil en Francia a los golpistas hizo que el levantamiento fracasara. El Putsch fue sofocado en solo cuatro días. Los generales golpistas se rindieron o huyeron (Salan y Jouhaud pasaron a la clandestinidad y se convirtieron en líderes de la OAS).

La Organización del Ejército Secreto (OAS) fue formada por militares y colonos extremistas que se


oponían a la independencia. La OAS llevó a cabo una campaña terrorista brutal tanto en Argelia (contra argelinos y franceses pro-independencia) como en la propia Francia, incluyendo intentos de asesinato contra De Gaulle. 

A pesar de la violencia, el gobierno francés mantuvo contactos secretos con el FLN, lo que llevó a las negociaciones.

 Tras largas y difíciles negociaciones en Evian-les-Bains (Francia), se firmaron los acuerdos entre el gobierno francés y el GPRA (18 de marzo de 1962). Estos acuerdos establecieron un alto el fuego, garantizaron la seguridad de los europeos en Argelia durante un período de transición y sentaron las bases para un referéndum de autodeterminación.

En el referéndum celebrado el 1 de julio de 1962 el pueblo argelino votó abrumadoramente a favor de la independencia (casi el 99%).

El 5 de julio de 1962 Argelia proclamó oficialmente su independencia, poniendo fin a 132 años de colonización francesa.

La independencia desató un éxodo masivo de casi un millón de colonos europeos ("Pieds-Noirs") hacia Francia, a menudo en condiciones caóticas. Simultáneamente, miles de "Harkis" (argelinos que habían servido en el ejército francés) fueron masacrados en Argelia como represalia, un oscuro capítulo en la historia francesa que genera un profundo dolor y arrepentimiento.

El general Salan fue detenido en Argelia en abril de 1962, justo después de la firma de los Acuerdos de Evian. Fue juzgado por un Tribunal Militar de Justicia y, a pesar de que la fiscalía había pedido la pena de muerte, fue condenado a cadena perpetua en julio de 1962.

Salan pasó varios años en prisión. Sin embargo, en 1968, se benefició de una amnistía general decretada por Charles de Gaulle, quien buscaba cerrar las heridas de la Guerra de Argelia. En 1982, bajo la presidencia de François Mitterrand, Salan y otros generales implicados en el Putsch fueron rehabilitados en sus grados y derechos militares, lo que generó un considerable debate en Francia. Raoul Salan murió en París en 1984.

El general Jouhaud fue detenido en Orán en marzo de 1962, poco antes que Salan. Fue juzgado por el mismo Tribunal Militar de Justicia y, al igual que Salan, fue condenado a muerte en abril de 1962. Su condena a muerte generó un gran debate y la intercesión de varias personalidades, incluyendo al propio De Gaulle, que finalmente conmutó la pena.

Su sentencia de muerte fue conmutada por cadena perpetua. Jouhaud también fue encarcelado y, al igual que Salan, fue amnistiado en 1968 por De Gaulle y rehabilitado en 1982. Edmond Jouhaud murió en 1995.

Francia no ha pedido perdón oficialmente por la guerra de Argelia, aunque ha reconocido su papel y responsabilidad en ciertos crímenes específicos. La postura actual se basa más en gestos de memoria y reconciliación que en una disculpa formal.

La respuesta de Argelia a los gestos de Francia ha sido generalmente crítica, ya que considera que los actos de reconocimiento hasta ahora han sido insuficientes y que una disculpa oficial y formal es necesaria para cerrar las heridas del pasado.


NOMBRES PROPIOS


 


Larbi Ben M'Hidi

Figura central en la organización de la red urbana del FLN, especialmente conocido por su papel en la Batalla de Argel. Capturado y asesinado por el ejército francés en 1957.

 


Krim Belkacem

Uno de los líderes de la Cabilia y una figura militar importante desde el principio. Fue un negociador clave en los Acuerdos de Evian.

 


Ahmed Ben Bella

Aunque no fue uno de los seis que iniciaron la insurrección directamente desde Argelia (ya estaba en el exilio o en el extranjero), fue uno de los líderes más influyentes y carismáticos del FLN. Fue capturado por los franceses en 1956 junto con otros líderes importantes (el "secuestro del avión") y estuvo encarcelado hasta la independencia. Se convirtió en el primer presidente de Argelia en 1963.



 

Ferhat Abbas

Originalmente un nacionalista moderado que abogaba por la asimilación y luego la autonomía, se unió al FLN más tarde y se convirtió en el primer presidente del Gobierno Provisional de la República Argelina (GPRA) en el exilio (1958-1961), otorgando legitimidad internacional al movimiento.



 Abane Ramdane

 Considerado por muchos como el "arquitecto de la revolución" y el principal estratega político del FLN en el interior de Argelia en los primeros años. Desempeñó un papel crucial en la estructuración del FLN y en la definición de su ideología política. Fue asesinado en 1957 en circunstancias controvertidas por sus propios compañeros del FLN, en medio de luchas internas por el poder.

 

Houari Boumédiène

 Un comandante militar clave del ALN. Se convirtió en Jefe de Estado Mayor del ALN a principios de los años 60 y desempeñó un papel decisivo en la fase final de la guerra. Tras la independencia, lideró el golpe de Estado que derrocó a Ahmed Ben Bella en 1965 y se convirtió en el segundo presidente de Argelia, gobernando hasta su muerte en 1978.




 


Charles de Gaulle

 Sin duda, la figura más importante en el bando francés. Llamado al poder en 1958 en medio de la crisis y el temor a una guerra civil en Francia, De Gaulle asumió la presidencia de la recién fundada Quinta República. Inicialmente, su postura sobre Argelia era ambigua (su famoso "¡Os he comprendido!"), pero con el tiempo se convenció de que la independencia de Argelia era inevitable y necesaria para la modernización de Francia. Su decisión de negociar con el FLN y firmar los Acuerdos de Evian (1962), a pesar de la feroz oposición de los colonos y sectores del ejército, lo convierte en el arquitecto de la independencia argelina desde el lado francés.

 


Pierre Mendès France

 Primer ministro de Francia cuando estalló la guerra en noviembre de 1954. Aunque su mandato fue breve (junio de 1954 - febrero de 1955), fue él quien declaró que "no habrá componendas con la sedición" en Argelia, estableciendo la dura línea inicial francesa. Su enfoque era más bien el de descolonizar Indochina y dar autonomía a Túnez y Marruecos, pero Argelia era un caso diferente para él.

 


Guy Mollet

 Como primer ministro de Francia entre 1956 y 1957, Mollet supervisó una escalada masiva de la presencia militar francesa en Argelia. Su famosa visita a Argel en 1956, donde fue recibido con lanzamiento de tomates por parte de los colonos, lo llevó a endurecer su postura y a otorgar poderes especiales al ejército para la "pacificación".





General Raoul Salan


 Uno de los generales más condecorados del ejército francés y comandante en jefe de las fuerzas en Argelia en varios momentos clave. Inicialmente apoyó el regreso de De Gaulle, pero cuando quedó claro que De Gaulle se dirigía hacia la independencia de Argelia, Salan se convirtió en uno de los principales líderes de la oposición a esta política. Fue uno de los cuatro generales que lideraron el Putsch de Argel de 1961 y, tras su fracaso, fundó y dirigió la Organización del Ejército Secreto (OAS), un grupo terrorista que buscaba mantener Argelia francesa por la fuerza.

Como curiosidad, señalar que tenía vínculos familiares en Casarrubios del Monte (Toledo), localidad en la que estuvo en alguna ocasión.

 

General Jacques Massu


 Comandante de la 10ª División de Paracaidistas y figura central en la Batalla de Argel (1957). A Massu se le otorgaron poderes extraordinarios para erradicar al FLN de la capital, lo que logró mediante el uso generalizado de la tortura, una práctica que más tarde admitiría, aunque con controversia. También estuvo involucrado en el levantamiento de 1958 que llevó a De Gaulle al poder.


 


General Maurice Challe


 Sucedió a Salan como comandante en jefe de las fuerzas francesas en Argelia en 1959. Ideó y ejecutó el "Plan Challe", una serie de ofensivas militares a gran escala que infligieron golpes significativos al Ejército de Liberación Nacional (ALN) del FLN, casi logrando su derrota militar. A pesar de sus éxitos militares, la decisión política de De Gaulle de conceder la autodeterminación lo llevó a unirse a Salan en el Putsch de Argel de 1961.



 


Robert Lacoste

 Ministro Residente de Argelia desde 1956 hasta 1958, Lacoste fue la máxima autoridad civil en la colonia y un firme partidario de la "Argelia francesa". Desempeñó un papel central en la implementación de las políticas de represión y contrainsurgencia francesas, incluyendo las de la Batalla de Argel.

 

General Edmond Jouhaud

Otro de los generales implicados en el Putsch de Argel de 1961 y cofundador de la OAS junto con Salan.

 






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