jueves, 4 de febrero de 2021

ARTE NEOCLÁSICO

 El Neoclasicismo llega motivado por la nueva atracción que despierta el mundo clásico, el interés surgido por la arqueología, las excavaciones de Herculano y Pompeya y el rechazo hacia las formas del barroco.

La irrupción del Neoclasicismo en España proviene del exterior más que por una necesidad interna de renovación.

El desarrollo del barroco quedó interrumpido al sustituir en el trono de España a la dinastía de los Habsburgo por la de los Borbones, con Felipe V. El joven rey, que venía de Francia, se instaló en la corte española con un grupo de artistas franceses e italianos y con ellos entraron las corrientes artísticas extranjeras. Es la etapa conocida con el nombre del Siglo de las Luces, donde la filosofía principal era la Ilustración y el Racionalismo.

La Academia de Bellas Artes de San Fernando desempeñó un papel fundamental en la difusión de los principios del arte clásico ya que era la encargada de formar a los artistas. También en esta época se crean la Real Academia de la Lengua, la Real Academia de la Historia y la Biblioteca Nacional.



Características generales de la arquitectura neoclásica

 

Las características más importantes de la arquitectura neoclásica son:

  •          Se inspira en los monumentos de la antigüedad grecorromana.
  •          Concepto de belleza basado en la pureza de las líneas arquitectónicas, en la simetría y en las proporciones sujetas a las leyes de la medida y las matemáticas.
  •          Reacciona contra los efectos decorativos del barroco y el rococó. Gusto por la sencillez, con predominio de lo arquitectónico sobre lo decorativo.
  •          Emplea elementos básicos de la arquitectura clásica: columnas, ordenes dórico y jónico, frontones, bóvedas, cúpulas, etc.

 

Sin que puedan considerarse estrictamente neoclásicos, pero si apuntando hacia una nueva arquitectura, tenemos a Ventura Rodríguez, Diego de Villanueva y José Hermosilla, que marcan el comienzo de la liquidación del viejo sistema barroco.

 

Ventura Rodríguez (1718-1785)

Su trayectoria se sitúa a caballo entre las dos grandes corrientes artísticas del momento, el barroco y el neoclasicismo. A su periodo inicial corresponde la concepción barroca de la Capilla del Pilar de Zaragoza, pasando por la severidad herreriana en la Iglesia del Convento de los Agustinos de Valladolid, para terminar en un rígido clasicismo como deja ver en la Catedral de Pamplona.

En la Basílica de El Pilar de Zaragoza, construye la capilla de la Virgen. La capilla, que tenía que albergar la imagen de la Virgen para su culto, debía ser una capilla exenta, con su propio sistema de cubiertas. La solución que adopta es la de un templete de orden compuesto a modo de baldaquino con bóveda elipsoidal.

La obra tiene un claro sentido escenográfico basado en el juego de formas abiertas y los efectos de luces.

 


CAPILLA DE EL PILAR EN ZARAGOZA ( VENTURA RODRÍGUEZ)

 

Entre sus últimas obras destaca la fachada de la catedral de Pamplona (1873), severamente clásica, con un pórtico tetrástilo entre dos torres cuadradas.




FACHADA DE LA CATEDRAL DE PAMPLONA (VENTURA RODRÍGUEZ)

 

 

Francisco Sabatini (1722-1797)

El arquitecto nacido en Palermo y formado en Roma vendrá a España para realizar las reales obras cuando Carlos III sube al trono.

Las principales obras de su producción son La Puerta de Alcalá, La Aduana de Madrid y la Iglesia de Santa Ana de Valladolid.

La Puerta de Alcalá, conmemora la entrada de Calos III en la capital. Consta de cinco vanos, tres con arco de medio punto y dos con arco adintelado.

 

 


PUERTA DE ALCALÁ, EN MADRID (FRANCISCO SABATINI)

 

 

En el Edificio de La Aduana, hoy Ministerio de Hacienda, ofrece una fachada de gran sobriedad ornamental, con un almohadillado pétreo en la planta baja y ladrillo visto en el resto y un imponente cornisamiento.

 


REAL CASA DE LA ADUANA, EN MADRID (FRANCISCO SABATINI)

 

 


IGLESIA DE SANTA ANA, EN VALLADOLID (FRANCISCO SABATINI)

 



PLAZA MAYOR, EN MADRID (F. SABATINI JUNTO A JUAN DE VILLANUEVA)

 

 


JARDÍN BOTÁNICO, EN MADRID (F. SABATINI JUNTO A JUAN DE VILLANUEVA)

 

 

Juan de Villanueva (1739-1811)

Es la figura más importante de la arquitectura neoclásica española. Estudió siete años en Roma pensionado por la Academia de San Fernando, entrando en contacto directo con la Antigüedad.

Carlos III lo nombró arquitecto del príncipe y los infantes, trabajando casi en exclusiva para la casa real.

A su regreso de Roma fue nombrado arquitecto de El Escorial, en cuyas cercanías levantó la Casa de los Infantes, la Casita de Arriba y la Casita de Abajo, de aspecto totalmente clasicista. Realizó también la Casita del Príncipe en El Pardo.

Su obra maestra es el edificio del Museo del Prado. El museo fue concebido como Gabinete de Historia Natural y formaba parte de una zona ajardinada de función científica en la que también se encontraba el Jardín Botánico.

Villanueva concibió un edificio alargado siguiendo el eje de una luminosa galería rematada e interrumpida en su centro por tres cuerpos de mayor volumen: dos cubos en los extremos de la galería y una edificación de planta basilical en su eje central.

El cubo norte se articula en torno a una rotonda con columnas jónicas y bóveda y el cubo sur en torno a un patio. El cuerpo central estaba destinado a las reuniones y sesiones de los académicos y estudiosos de Historia Natural.

La fachada principal se dispone a lo largo del paseo del Prado. En el centro hay una monumental portada, constituida por un gigantesco pórtico dórico-toscano.

En el edificio de Villanueva predominan las líneas rectas. Hay una disposición rigurosamente simétrica de los elementos arquitectónicos. Destaca la enorme austeridad ornamental, la armonía proviene de la combinación de las formas arquitectónicas (columnas, frontones y ventanas).

 


MUSEO DEL PRADO, EN MADRID (JUAN DE VILLANUEVA)

 

Diseñó también el Observatorio Astronómico, situado en los Jardines del Retiro. Es un edificio de planta cruciforme rematado por un templete de columnas jónicas.

 


OBSERVATORIO ASTRONÓMICO, EN MADRID (JUAN DE VILLANUEVA)

 

 

 

CASITA DEL PRÍNCIPE, EN EL ESCORIAL

 

 


CASITA DEL INFANTE,EN EL ESCORIAL

JUAN DE VILLANUEVA

 

 


CASA DEL LABRADOR, EN ARANJUEZ (JUAN DE VILLANUEVA)

 

En otras regiones españolas también se levantaron numerosos edificios en estilo neoclásico, como la Fábrica de Tabacos de Sevilla, la Lonja de Barcelona o la Plaza Nueva de Vitoria de Juan Antonio de Olaguibel.



REAL FÁBRICA DE TABACOS, EN SEVILLA (SEBASTIÁN VAN DER BORCHT Y OTROS)

 

 

 


LONJA DE BARCELONA

 

 


PLAZA NUEVA, EN VITORIA (JUAN ANTONIO DE OLAGUÍBEL)

 

Otro grupo de hombres del neoclasicismo español son Antonio López Aguado, Isidro Velázquez González, Francisco Jareño y Silvestre Pérez.

Será a partir de la década de 1860, cuando se inicia un lento cambio filtrando en las creaciones de la arquitectura neoclásica un cierto aire romántico.

 

La escultura neoclásica en España

La introducción del neoclasicismo en la escultura española fue un proceso lento. La tradición barroca estaba muy arraigada en nuestro país y no podía desaparecer de golpe. Cuando en 1752 se funda la Academia de San Fernando (principal instrumento de difusión del Neoclasicismo), todavía los escultores estaban muy ligados a las fórmulas tardobarrocas.

Poco a poco la Academia irá endureciendo sus postulados para acabar con la vieja tradición. Defiende la expresión serena y sosegada, imitando el estilo de los grandes escultores de la Antigüedad, frente al realismo y expresionismo de la escultura barroca. Rechaza los efectos pictóricos, la teatralidad y el movimiento desbordado del Barroco.

Se evitan los fuertes contrastes de claroscuro y dotan a la representación de un modelado suave y de un acabado pulido y homogéneo. Interesa más, en general, la belleza puramente formal que la fuerza espiritual de la obra, por eso caen en la frialdad.

Pero no sólo impone una normativa estricta, sino que también pensionará a los alumnos para que amplíen sus estudios en Italia y aprendan los planteamientos clásicos.

Los materiales preferidos serán el mármol blanco y el bronce. En cuanto a la temática, predominan los temas profanos.

Comienza a tomar entidad la estatuaria monumental (los monumentos conmemorativos y las decoraciones escultóricas de los edificios).

La Corona es el principal cliente de la época, y los Borbones pusieron de moda la figura del escultor de cámara, que el que coordina las iniciativas y encargos reales.

 

Encontramos dos focos artísticos. Por un lado, Madrid, marcado por la Academia de San Fernando y por las necesidades escultóricas de la monarquía en los Sitios Reales. Por otro lado, Barcelona, con la Junta de Comercio y su escuela de la Lonja, que fue el segundo gran centro de formación del país.

 

La Academia de San Fernando y los escultores cortesanos

 

José Álvarez Cubero (1768-1827)

Es la figura central de nuestro clasicismo. Estudió en la Academia de San Fernando y obtuvo una pensión para estudiar en París. Pasó luego a Roma, siendo éste el periodo más fecundo de su obra.

Realizó varias esculturas para La Casita del Labrador en Aranjuez. A este conjunto pertenecen Diana cazadora, Apolino inspirado por la música y Morfeo adolescente o Amor dormido.

 


DIANA CAZADORA


 

              ISABEL DE BRAGANZA


JOSÉ ÁLVAREZ CUBERO

 

La obra más sobresaliente es La Defensa de Zaragoza, que conmemora un episodio de la Guerra de la Independencia, la protección de un hijo a su padre durante el sitio de Zaragoza. Consiguió que este grupo de composición piramidal no se quedara en lo anecdótico, dotándola de atemporalidad y de carácter trascendente.

 

LA DEFENSA DE ZARAGOZA

 

JOSÉ ÁLVAREZ CUBERO

 

Aparte de las obras de temática mitológica ejecutó numerosos retratos en el ámbito aristocrático, donde se observa la perfecta asimilación del clasicismo. Ejemplos de ello son los retratos sedentes de Maria Luisa de Saboya, Maria Isabel de Braganza y La Marquesa de Ariza.

 

Ramón Barba (1769-1831)

Fue primer escultor de cámara con Fernando VII. Esta vinculación con el poder favoreció la elaboración de retratos como los bustos de Carlos IV y Maria Luisa de Parma o el retrato sedente de Carlos IV.

 

Valeriano Salvatierra (1789-1836)

Formado en la Academia y pensionado a Roma, su obra más relevante es el Sepulcro del Cardenal Luís de Borbón y Vallabriga. También realizó el Sepulcro de la Condesa de Chinchón.

 

Los escultores catalanes

 

Damian Campeny (1771-1855)

Estudió en la Lonja y fue pensionado por la Junta de Comercio para estudiar en Roma. De esta época es su obra maestra, la Lucrecia muerta. Realizada en yeso en Roma y enviada a la Lonja, no se pasó a mármol hasta treinta años después. Lucrecia aparece sobre una silla, su cuerpo parece resbalar y su cabeza cae inerte hacia un lado. La expresión de su rostro es serena e idealizada. Supone un bello estudio de la anatomía y los ropajes.

En su Cleopatra agonizante utiliza una iconografía similar. Ambas representan la belleza femenina ante una muerte violenta de forma serena e idealizada.

 

Antonio Solá (1782-1861)

Se formó en la Lonja y también fue pensionado a Roma. El conocimiento de los griegos lo corrobora su Venus y Cupido, cuyo referente es el cuerpo femenino de las diosas clásicas.

Lo más conocido de su obra es el Daoiz y Velarde de la Plaza del Dos de Mayo de Madrid. El espíritu retórico y apasionado, vinculado a la exaltación patriótica, al valor y al heroísmo, hace que esta obra se relacione con la Defensa de Zaragoza de Cubero.

Ambas, además, se inspiran en la Guerra de la Independencia.

Son dos personajes cogidos de la mano en un acto de juramento, de apoyo recíproco. Las cabezas, elevadas, revelan heroísmo, pero también temor.

La novedad de la obra reside en que Solá despoja a los personajes de los característicos atuendos romanos y los viste con los ropajes de la actualidad, adecuándose al momento histórico al que pertenece, pero trabajándolos con la estética clásica.

 

DAOIZ Y VELARDE


ANTONIO SOLÁ

 

El monumento a Cervantes, colocado frente al Congreso de los Diputados, presenta al escritor con ropajes de su época, y le proporciona, además, un cierto un aire de Antigüedad.

Otros escultores vinculados al mundo neoclásico son Pedro Hermoso, Esteban de Agreda, el hijo de Álvarez Cubero y José Álvarez Bouquel.

 

 

La pintura neoclásica en España

La pintura neoclásica, al no contar con restos pictóricos de la antigüedad grecorromana, se inspira en la escultura, en especial en los relieves, que la dotará de un marcado carácter escultórico.

Características:

  •          Predominio del dibujo academicista sobre el color.
  •          La base de la belleza es la armonía de las proporciones y de las luces.
  •          Los principales temas serán retratos, mitológicos y cuadros de historia.
  •          La luz es clara y difusa, delimita las figuras y el espacio e imprime solemnidad en el ambiente. No interesan los contrastes lumínicos.

 

En España predomina la pintura profana, costumbrista y adquiere un gran desarrollo el fresco.

Al igual que ocurre en la arquitectura, los monarcas españoles habían llamado a pintores franceses e italianos para que trabajasen en la decoración del Palacio Real. Será Rafael Mengs, impulsor y difusor del Neoclasicismo, con quien se produce la renovación de la pintura española.

 

Rafael Mengs (1728-1779)

 

En 1761 llega Mengs a España llamado por Carlos III, quien le nombra pintor de cámara. Desde la Academia de Bellas Artes de San Fernando ejercerá una gran influencia en la formación de otros pintores españoles, como Mariano Salvador Maella y Francisco Bayeu.

Practicó el retrato y la pintura al fresco con temas alegóricos, religiosos y mitológicos. Su dibujo es preciso, seguro y meticuloso. Algunas de sus obras son El triunfo de la Aurora o La Apoteosis de Adriano.

Dirigió la fábrica de Tapices, para la que trabajaron muchos cartonistas como Bayeu, Goya, José del Castillo.

 

Francisco Bayeu (1734-1795)

Bajo la tutela de Mengs participó en las diferentes decoraciones del Palacio Real.

Como excelente fresquista Francisco Bayeu será el encargado de la realización, en ocasiones con Maella, de la decoración de las principales obras del momento.

También llevó a cabo la decoración del Convento de San Pascual Bailón en Aranjuez, la de la Colegiata de La Granja junto a Mealla, la del Palacio de El Pardo, la del Claustro de la Catedral de Toledo o la del Palacio de Aranjuez. Dentro de los encargos reales no debemos olvidar los cartones para tapices.

Fuera de los encargos de la Monarquía la obra más importante que llevará a cabo Francisco Bayeu será el ciclo decorativo para la Basílica de El Pilar de Zaragoza, en las decoraciones también participará Goya, su cuñado.

 

Algunas de sus obras más destacadas son: El majo de la guitarra, que es un cartón para tapiz donde muestra su gusto por los temas populares. El Paseo de las Delicias en Madrid, la escena está realizada con un delicado colorido de tonos grises, azules y rosados. La tiranía de Gerión, El vendedor de claveles o Puente sobre el canal de Madrid.

 

PINTURAS MURALES EN EL PILAR DE ZARAGOZA

 

FRANCISCO BAYEU

 

 

Mariano Salvador Maella (1739-1819)

Se formó en la Academia de San Fernando y viajó a Roma para contemplar las grandes obras clásicas. Fue pintor del rey y discípulo de Mengs.

Es continua su participación en la decoración del Palacio Real, el de El Pardo y el de El Escorial. También destaca su actividad en la decoración de la Colegiata de la Santísima Trinidad de la Granja, el claustro y el ochavo de la Catedral de Toledo, la bóveda de la Catedral de El Burgo de Osma.

Con el paso del tiempo, abandona la decoración al fresco y se centra en cuadros de caballete entre los que destacan sus representaciones de la familia real. Mariano Salvador Maella fue, tras la marcha de Mengs, el retratista oficial de la Monarquía destacando los numerosos retratos de Carlos III a lo largo de su reinado, los dos de la Infanta Carlota Joaquina, el de Fernando VII, etc.

Por último, las alegorías y los temas religiosos también abundarán en su producción. Convienen destacar las realizaciones de cartones para tapices de la Real Fábrica de Tapices.

Después de la Guerra de la Independencia surgen otros pintores más jóvenes que continúan con el Neoclasicismo. Destacan José Madrazo, Juan Antonio Ribera y José Antonio Aparicio.

 

 

 

EL NEOCLASICO EN NAVARRA

Mediado el siglo XVIII la arquitectura navarra entra en una fase de barroco tardío, con planteamientos influidos por las corrientes europeas, incluso con aplicaciones atrevidas de curva en fachada (iglesia de San Adrián; basílica de los Remedios, en Sesma) o de complejos juegos espaciales en plantas (la Enseñanza, de Tudela; crucero de San Gregorio Ostiense, en Sorlada). Paralelamente decae la exuberancia ornamental de origen churrigueresco para ser sustituida por una decoración fina y dispersa, inspirada en el Rococó. Este repliegue de adornos favorece la creciente importancia de los elementos propiamente arquitectónicos, confiriendo a los edificios un aire más clásico. Se predispone de este modo la entrada de la arquitectura neoclásica, que se implantó en Navarra en fechas comparativamente tempranas, a lo largo del último cuarto del siglo XVIII. Cierto es que las convulsiones del momento (guerra contra la Convención francesa) y los consiguientes problemas económicos le restaron la capacidad de una mayor implantación, de modo que el nuevo estilo no alcanza la importancia del barroco.

En la afirmación de la arquitectura neoclásica es fundamental la visita a Pamplona y la actividad de Ventura Rodríguez en Navarra, en una presencia personal continuada por colaboradores de toda confianza y capacidad, como fueron Santos Ángel de Ochandátegui y Francisco Alejo de Aranguren (m. en 1785). Ventura Rodríguez, Maestro Mayor de Madrid, reside cuarenta días en Pamplona, en 1780, con objeto de hacerse cargo del proyecto de traída de aguas de Subiza. Los arquitectos locales tienen entonces la ocasión de conocer las nuevas ideas estéticas, de boca de un colega de la máxima relevancia. Remitidos los planos, la obra se realizaría entre 1785 y 1790, quedando en la actualidad el acueducto de Noáin como su vestigio más señero.

Paralelamente, el Cabildo de la Catedral de Pamplona acomete la construcción de una nueva fachada para aquel primer templo diocesano, que se había de erigir entre 1784 y 1800, también según planos de Ventura Rodríguez. Ni que decir tiene que esta empresa catedralicia es el primer monumento neoclásico en Navarra, modelo y guía de otros edificios coetáneos o posteriores. El ejecutor directo de las obras del viaje de aguas y de la Catedral iruñense fue S. A. de Ochandátegui, aparejador, arquitecto e ingeniero, que trabaja para instituciones religiosas o civiles de la región, dirigiendo obras públicas y planes urbanísticos.

También ha sido considerado discípulo de Ventura Rodríguez el arquitecto Ignacio Asensio, otro pionero aquí de las formas neoclásicas. Se le debe el monasterio de cistercienses (hoy, de agustinos) en Marcilla, realizado ya en 1779. Lastimosamente se han perdido en fecha próxima sus obras en la parroquia de aquella villa, a consecuencia de una reconstrucción. I. Asensio pone de manifiesto un estilo más puro y geométrico en la remodelación de la iglesia de Falces (1779-1782).


En el capítulo de la pintura merece especialísimo recuerdo Luis Paret y Alcázar, autor de los temples de las pechinas y cúpula de la capilla de San Juan del Ramo, en Santa María de Viana (1784-1787); del diseño de cinco fuentes para la traída de aguas de Subiza a Pamplona (1788) y de un retrato de Leandro Fernández de Moratín, posterior a 1790, que se conserva en el Museo de Navarra.








  


VENTURA RODRÍGUEZ


 

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